30 octubre 2011

Mi secreto

Acabo de releer  uno de mis libros favoritos, una historia donde descubrimos cuestiones profundas como el sentido de la vida, la amistad y el amor.  La  historia se  inicia con los recuerdos de un aviador que desde niño ha sentido que no encaja con el mundo serio y pragmático que han creado los adultos. Recuerda sus días de niñez, cuando los mayores no comprendían que su dibujo no era un sombrero sino una boa que se había comido un elefante, gracias a ese recuerdo consigue entender al principito, y este le ayuda  a redescubrirse a si mismo. De está manera se da cuenta de lo importante que es no olvidar ser niño, ya que solo   siendo niño se pueden ver ciertas cosas que lo adultos no aprecian.

Pero no quiero hacer un resumen del libro, creo que todos lo conocéis, sino compartir un fragmento que me ha emocionado:
….

" De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida: 
 -¡Ah! dijo el zorro-, lloraré.
-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...
-Ciertamente -dijo el zorro.
-¡Y vas a llorar!, -dijo el principito. 
-¡Seguro!
-No ganas nada.
-Gano -dijo el zorro- he ganado a causa del color del trigo.

Y luego añadió:
-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme  adiós y yo te regalaré un secreto.

10 octubre 2011

Paisaje, arquitectura o decoración

Hoy estoy en CTesifonte, después de la interrupción de Alejandro Magno y sus helenizantes sucesores, cuando los sasánidas impusieron su control sobre el imperio persa. Todavía hoy permanece en pie  el gran salón del palacio de Cosroes I, que dicen poseía la bóveda de ladrillo  de mayor luz del mundo, dominando el paisaje como anteriormente lo había  hecho el zigurat.
 
En los días de audiencia,  el suelo de debajo de la bóveda se cubría con  alfombras, una de las cuales, conocida como la Alfombra de Invierno o Alfombra de la Primavera de Cosroes, constituía uno de los tesoros  de CTesifonte. Dicen que tenía unos  treinta metros de cuadrados de superficie y estaba tejida en seda con  bordados de oro y piedras preciosas.
En  ella se  representaba un  hermoso jardín  de recreo con arroyos y caminos,  adornado con arboles y flores. En los cuadrantes aparecían colores azules, rojos, amarillos,  blancos y verdes, en piedras preciosas que dibujaban  las flores. El suelo y los canales estaban tejidos  en oro y el agua en cristal de roca.  Los arboles eran de oro y plata y los frutos de piedras coloreada. Un borde exterior de esmeraldas representaba una pradera.
De este modo los reyes sasánidas conseguían prolongar la primavera extendiendo sus alfombras  a los pies de sus tronos. Comienza aquí la tradición de las alfombras persas del jardín, tradición que ha llegado hasta el  presente,  dejando testimonio  del jardín del paraíso terrenal persa.