Acabo de releer uno de mis libros favoritos, una historia donde descubrimos cuestiones profundas como el sentido de la vida, la amistad y el amor. La historia se inicia con los recuerdos de un aviador que desde niño ha sentido que no encaja con el mundo serio y pragmático que han creado los adultos. Recuerda sus días de niñez, cuando los mayores no comprendían que su dibujo no era un sombrero sino una boa que se había comido un elefante, gracias a ese recuerdo consigue entender al principito, y este le ayuda a redescubrirse a si mismo. De está manera se da cuenta de lo importante que es no olvidar ser niño, ya que solo siendo niño se pueden ver ciertas cosas que lo adultos no aprecian.
Pero no quiero hacer un resumen del libro, creo que todos lo conocéis, sino compartir un fragmento que me ha emocionado:
….
" De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida:
-¡Ah! dijo el zorro-, lloraré.
-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...
-Ciertamente -dijo el zorro.
-¡Y vas a llorar!, -dijo el principito.
-¡Seguro!
-No ganas nada.
-Gano -dijo el zorro- he ganado a causa del color del trigo.
Y luego añadió:
-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.